Capital, referente portuario y comercial de Fuerteventura
Puerto del Rosario, también conocido como Puerto Cabras desde el siglo XVIII, ejerce de capital desde mediados del siglo XX y, en los días laborales, deja claro desde temprano que es el referente administrativo de la isla. El frenesí en sus calles principales, salpicadas de numerosas esculturas y monumentos urbanos, contrasta con la opción de desayunar tranquilamente con vistas al océano por la avenida marítima, en el puerto o aledaños. También existe la posibilidad, siempre que gusten los baños tempraneros, de disfrutar de tesoros de fina arena como la anexa playa Blanca, muy cerca del aeropuerto.
La ruta norte de Fuerteventura parte de la capital y plantea primero adentrarse en el interior de la isla en esa comarca para pasar por el casco de La Oliva, subir a Corralejo y volver a Puerto del rosario bordando la franja litoral del Nordeste. Para ello, se debe tomar la carretera general que sube desde la capital y que pasa por la rotonda norte, de grandes dimensiones. Desde aquí, hay que seguir las indicaciones para llegar a Tetir y, de ahí, seguir hasta el interior, con rectas al principios y un mayor número de curvas en el centro
Parada ideal para desayunar y conocer la iglesia de Santo Domingo
La primera parada recomendada es la de Tetir, que fuera en su momento la capital de un municipio independiente, al final absorbido por Puerto del Rosario. Ubicado en un valle con preponderancia de montañas como Temejereque o Tamariche, Tetir ofrece una coqueta iglesia de Santo Domingo de Guzmán (principios del XVII) y su plaza anexa, que suele acoger ferias y diversos eventos. El templo cuenta con una atractiva torre escalonada y acoge numerosas imágenes y cuadros de valor patrimonial.
Con un urbanismo disperso, en el que sobresale el blanco de las paredes, Tetir anticipa muy bien lo que queda de ruta: colección de ocres, extensiones desérticas, montañas de poca elevación, rincones pequeños con palmeras y pencas… De sus edificios, destaca el terrero de lucha canaria, modalidad deportiva muy asentada en la isla y heredada de los aborígenes. Si no se ha desayunado, el sitio resulta ideal antes de seguir sumergiéndose en el secano.
Paraje protegido con yacimiento aborigen y excelentes vistas
La ruta sigue hacia el interior de la zona norte de Fuerteventura y pasa junto al parque natural de Vallebrón, situado a la derecha de la vía, compuesto por varias montañas y amplias extensiones. Se discurre también por pequeños núcleos como La Matilla y, en muy poco tiempo, se alcanza la mítica montaña de Tindaya, pero conviene parar antes y disfrutar de las vistas.
Vallebrón ocupa 1.679 hectáreas y supone el 3,5% de la superficie protegida de la isla. Su alargado lomo, en forma de cuchillo, se despliega luego en dos grandes barrancos en forma de “U” que dan lugar al valle Largo y el Chico. Sobresale la montaña de la Muda, que incrementa los atractivos de este árido sitio por sus enterramientos aborígenes y por alcanzar los 690 metros de altura, una de las cimas más elevadas de la isla. Bajo La Muda se encuentra un mirador muy visitado desde donde se puede contemplar en su esplendor la montaña de Tindaya; El Cotillo, núcleo muy importante del litoral norteño para los residentes y muchos turistas, así como zonas como Lajares y de La Oliva.
Pueblo que alberga la vivienda de mayor longitud de las Islas Canarias
Por una vía con una gran recta inicial y pequeñas curvas poco pronunciadas antes de llegar a la siguiente parada, desde Tindaya se alcanza el casco de La Oliva. La mítica montaña queda a la izquierda y sigue impresionando, aunque el horizonte ya ofrece nuevos atractivos, como el malpaís de La Arena, también a la izquierda de la carretera y anexo a la zona céntrica de La Oliva. Esta nueva parada se hace en el núcleo histórico del municipio que ocupa todo el norte de la isla, incluido el atractivo islote de Lobos.
Aunque se funda en 1500, su parroquia de La Candelaria data de 1711, siglo en el que se produce un hecho muy relevante para la historia local, al trasladarse los coroneles, que ejercían el control militar en la isla. La famosa casa de Los Coroneles es uno de los monumentos más relevantes de las Islas Canarias por tratarse de la vivienda de mayor longitud y antigüedad que se conserva en el Archipiélago. Desde hace tiempo, es uno de los principales museos y salas de arte diverso, lo que la convierten en una parada obligada.
La Oliva debe su nombre a unos olivos silvestres, llamados acebuches, que se daban en esta planicie, según relatan algunos autores. Como en otras zonas del centro, destaca también su ganadería, quesos, gastronomía basada en la carne y su agricultura de cereales, aunque su principal actividad económica es el turismo en torno a la siguiente parada: Corralejo. Aparte de la Casa de Los Coroneles, conviene visitar el centro de arte canaria Casa Mané.
Núcleo pesquero de gran crecimiento turístico y con playas de ensueño
Desde La Oliva, las rectas se suceden hasta una de las localidades costeras más célebres y turísticas de Fuerteventura, si bien sigue conservando en parte su legado pesquero. Corralejo ha crecido mucho en las últimas décadas por el turismo y oferta una de las plantas alojativas de mayor calidad y variedad de la isla. También destaca por sus centros comerciales y su amplio abanico de tiendas de variado contenido, sin obviar los muchos bares y restaurantes donde almorzar antes de un apetitoso baño en el Atlántico. A medio camino, se pasa por núcleos como Villaverde, de urbanismo muy disperso, si bien las miradas se van perdiendo e hipnotizando cada vez más a medida que el coche se acerca al azul oceánico.
En Corralejo, conviene también pasarse por su puerto deportivo, desde donde parten barcos hacia el cercano islote de Lobos, una vista muy atractiva que complementa perfectamente a las del sur de Lanzarote. Las avenidas y calles interiores de Corralejo llevan a infinidad de zonas residenciales, hoteles y apartamentos, así como a zonas con las viviendas originales que quedan. En esta parte también hay playas, pero realmente se busca fina arena rubia en grandes extensiones, deportes acuáticos de viento y un apetitoso mar, solo hay que tomar la vía de la derecha y comenzar el descenso hasta la capital pasando junto al espectacular parque natural de la Dunas de Corralejo.
Una de las colecciones de playas y dunas más célebre de Canarias
Si Corralejo merece una amplia parada, lo que sigue desde su parte derecha en descenso durante bastantes kilómetros es una de las principales joyas de las Islas Canarias. El parque natural que lleva su nombre y que ocupa 2.600 hectáreas representa el mejor resumen de cualquier promoción vacacional que prime el sol y la playa. Unas dunas de gran tamaño, altura y fina arena dorada impresionan desde lejos y solo dan ganas de que sirvan de colchón mientras se disfruta del sol o del océano. De hecho, son las mayores del archipiélago y surgen en gran parte por la disgregación y pulverización de conchas de moluscos y otros organismos marinos con esqueleto.
Además, la vía atraviesa este tesoro que, si bien ofrece dos hoteles en su comienzo, se pierde luego hacia un infinito dorado que solo llama permanentemente a detener el coche y salir corriendo hasta la arena el agua. La carretera se acerca tanto al océano que, a veces, da la impresión de que el coche necesitará plataformas para continuar. Sin duda, se trata de una de las rectas más atractivas de las Islas Canarias. Referente de los deportes de viento, el parque de Corralejo es un verdadero lujo que merece una prolongada y disfrutada parada. Las famosas playas con su nombre se suman a las de Bajo Nero, Los Matos, la del Moro o Alzada en una colección kilométrica que dan sentido a cualquier billete a la isla.
Desde aquí y hasta la capital, la carretera sigue marcada por las rectas en un terreno más rocoso y volcánico, atravesando numerosos barancos de cauces poco profundos en su mayoría. Entre otros núcleos, pasa por zonas residenciales como el Parque del Holandés y por localidades costeras como Puerto Lajas Sur, dignas de parada por si quedan ganas de algún pescadito.
- Ne jetez jamais vos déchets dans la rue ou dans la nature, y compris les mégots. Les restes de nourriture contribuent à la prolifération des rongeurs et des chats sauvages qui constituent une menace pour la faune.
- Utilisez les poubelles et, dans la mesure du possible, jetez les déchets préalablement triés dans le bac correspondant.
- Ne jetez pas d'objets ou de déchets dans la mer.
- Respectez les animaux, ne les dérangez pas et ne les nourrissez pas. Si vous voyez un animal blessé, signalez-le en appelant le numéro de téléphone d'urgence 112. Vous êtes également prié de ne pas arracher de fleurs et de plantes.
- Vous êtes prié de ne pas ramasser des pierres ou d’autres éléments de la nature. Veillez également à ne pas modifier le milieu naturel en les empilant pour former les tristement célèbres « tours ».
- Dans les zones naturelles et les belvédères, ne quittez pas les sentiers ou les espaces aménagés pour la circulation des piétons.
- Respectez le patrimoine historique et culturel du lieu ainsi que le mobilier public et les éléments mis à la disposition des visiteurs tels que les panneaux d'information, les télescopes et les jumelles.
- Conduisez prudemment et de manière responsable.